En 2006, Vitra presentó un sofá poco convencional con las paredes muy altas. En 2007, Apple lanzó al mercado el primer smartphone, el iPhone. Esta transformación, que ya se entreveía en la tendencia a trabajar con el portátil, dio lugar a una dinámica impredecible, y la familia de sofás Alcove era justo el producto que cubría las nuevas necesidades. Pero vayamos por partes.
Rolf Fehlbaum, presidente emérito de Vitra, conoció en 1998 la existencia del proyecto Disintegrated Kitchen, de Ronan Bouroullec, y en otoño del año 2000 se reunió con él y su hermano Erwan en París. Ya en sus primeros trabajos se advertía el interés de estos diseñadores por soluciones que anticipaban el comportamiento de los usuarios. Por otra parte Vitra, desde los días de la «Action Office» de George Nelson, nunca ha dejado de investigar los avances y transformaciones que se producen en el mundo laboral y de desarrollar nuevos conceptos y productos que se adapten a ellos.
Inspirados por la gran mesa que presidía la vida familiar en casa de sus padres, en su Bretaña natal, en 2002 Ronan and Erwan Bouroullec desarrollaron, junto a Vitra, el sistema de mesas de oficina Joyn cuyas grandes plataformas respondían a la necesidad de comunicación y trabajo en equipo. Este fue el comienzo de un cruce cada vez mayor entre el ámbito doméstico y el laboral, y las nuevas posibilidades que ofrecía el sistema Joyn rompieron con las estructuras jerárquicas y las formas de trabajar anquilosadas.
Poco después, Ronan y Erwan Bouroullec desarrollaron, también en colaboración con Vitra, la butaca Soft Shell para la recién creada Vitra Home Collection. El panel fijo del respaldo y los reposabrazos formaban una especie de cesta para cojines blandos que ofrecía una sensación de recogimiento. En 2006, la evolución lógica de esta idea llevó al Alcove Sofa: los paneles de un metro de altura subrayaban aún más el espacio interior del mueble, consiguiendo una separación aún mayor del exterior. En cuanto salió a la venta, el sofá Alcove despertó un gran interés, aunque, sorprendentemente, no tanto en el hogar como en proyectos para oficinas.
En este ámbito, la intensificación y aceleración de la comunicación había creado una necesidad de aislamiento y de disponer de espacios adecuados para el intercambio informal, y el resguardo que ofrecía el sofá Alcove la cubría. De esta forma, el producto encontró el camino que le llevó del hogar al ajetreo de la oficina. La evolución tipológica decisiva que convirtió al Alcove en un nuevo estándar en el paisaje de las oficinas fue la notable elevación de los paneles. Los prototipos dejaron entrever el potencial de esta idea: un sofá con paneles trasero y laterales muy altos no solo sugiere un espacio dentro de otro espacio, sino que es un espacio dentro de otro espacio.
«Llevar el sofá a la oficina fue como conectar un amplificador Marshall en mitad de un escenario vacío».Erwan Bouroullec